Para mí no son mariposas en el estómago, ni caminar como en una nube, ni escribir su nombre en el viento mientras tarareo una canción de Sergio Dennis. Para mi no son grandes declaraciones de amor. Para mí, las mariposas son polillas que se inmolan en mi estómago, camino por calles de tierra llenas de piedras y de la ansiedad y el dolor de panza me ando cayendo por todas partes. El viento se transforma en temporal que sacude todo alrededor y cada vez que pienso en decirle un te quiero o lo escucho decirlo, se me nubla todo, me agarra vértigo, mareo y cara de enfermedad. Para mi no son ni rosas, ni ositos, ni grandes cenas. Para mí son visitas inesperadas, invitaciones a dormir la siesta en domingos nublados. Para mí no es la intimidad del sexo, sino la de compartir la cama. Para mi no son bombones; para mí son Ricarditos y caramelos violetas mientras compartimos grandes y pequeñas charlas. Para mi no es que finja escucharme cuando cuento algo y se de vuelta para mirar a alguien que pas