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Showing posts from August, 2007
Locación: Departamento de Loca. Sábado a la tardecita. Conversación con Lula. Lula: aaahhhh.. tengo un chico para vos!!!... Loca: y de repente, me convertí en la tía solterona que hay que colocar. Lula: no, nena. Mirá es el hijo de la ex pareja de mi vieja. Parece que el pibe anda ahí, haciendo vida de viejo, y el padre se preocupa. Además, es lindísimo...y tiene nuestra edad. Loca: ummm... Lula (sacando un papel de la cartera): acá tengo el mail. Loca: ummm. Bueno, pero lo agregó al MSN y no te prometo nada. Lula: Pero si, nena.. te va a encantar, vas a ver...yo hace mucho que no lo veo, pero es lindísimo.. además, tiene barba. Loca: pero se puede haber afeitado... Lula: no, no. Cuando lo llamé para pedirle el mail, lo primero que le dije fue: “tengo una amiga para presentarte, pero.. TENES BARBA?!.. (Lula, me conocés como nadie. Sabelo)

Y el silencio me acompaña

Es una verdad consabida que el silencio a veces habla, pero para escucharlo, hay que hacer el menor ruido posible. Entonces es cuando en terapia, después de estar dos sesiones sin pronunciar palabra alguna, escucho: “parece que hay mucho ruido afuera, porque tenés que pagar por el silencio”. Y es que por estos días el silencio cotiza en bolsa señora, quiero responderle, pero no lo hago, porque derivaría en un montón de otras preguntas que no tengo ganas de responder. Porque conozco las respuestas, pero entiendo que las tiene el silencio, usted sabe. Entonces le digo que si. Que hay ruido afuera, y le pago por sus cuarenta y cinco minutos de tiempo. Y más tarde me encuentro con El y su abrazo de soles y sus mucho, mucho, mucho que pocas veces suceden verbo alguno; pero que confío que los encierra un te quiero. Y sus mucho, sus abrazos y sus soles son los que necesito hasta quedarme dormida y que empiece otro día en el que me acompaña silencio. Porque se que las respuestas se amontonan
“Y si no nos podemos ver más, ¿qué hago con todo lo que te quiero!??.¿Me lo meto en el orto!?”. Creo que voy a rescatar esa frase de todas las que dijiste el día que nos volvimos a ver. Y la voy a guardar con el Cd que me diste, ese que tiene toda nuestra relación registrada. Toda en fotos y videos. Y si, voy a tener que guardar esa frase. Y tiro todo el enojo, el desencuentro, las frases poco felices, la cerveza que por primera vez en la vida parecía no terminarse más, y esos palitos salados con gusto a rancio y a lo que pudo ser. Si, si, voy a guardar esa frase, y el abrazo de la última despedida antes de subirme al colectivo. Y sospechar que nuestra relación es un cúmulo de despedidas antes de subirnos a micros para volvernos a encontrar en diferentes bares, esquinas y ciudades. Ajá, guardo esa frase. Y no todas aquellas en las que intentabas explicar lo inexplicable cuando no te pedía explicaciones, porque está claro que nos queremos; pero si dejo que me quieras así, un día me voy

Y afuera hace frío y está la luna

Lo último que veo antes de dormir es el tatuaje. El tatuaje que está en su brazo que me abraza como el último acto del día, de ese día, pero como algo natural que se hubiera repetido todas las noches, de todos los días, de todos los siglos del universo. Y su brazo me abraza mientras fijo la vista en su tatuaje y lucho contra las fuerzas que me quieren llevar del lado de los sueños; la frontera en donde la conciencia me abandona. Pero es inútil luchar, los ojos se van cerrando como hipnotizados por el tatuaje en el antebrazo, el tatuaje de un sol que me mira y sonríe. Y mientras el sol me mira y me abraza, me dejo abandonar a la cálida sensación hipnótica del sueño, del calor del sol y del abrazo; me dejo caer al abismo del sueño y de su abrazo. De un brazo que me abraza y me salva del abismo de la vigilia, pero me acompaña a hundirme en las bondades del sueño. De un sol que me ofrece el calor para arrojarme al descanso necesario, a pesar de que afuera hace frío y está la luna.