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Me puse a hacer las cuentas y concluí en que lo conocí hará un año atrás.
Es increíble como algunos acontecimientos se nos quedan archivados en la mente con el día, hora, minuto y temperatura del lugar en el segundo justo en que sucedieron y otros simplemente quedan cristalizados en nuestra memoria como si fuese una foto archivada en un libro que descansa en una repisa. Si, fue hace un año. Fue en una fiesta en aquel lugar donde íbamos con Jebuz, Lula y Edu que de día funcionaba como un centro de jubilados y los fines de semana se hacían fiestas medias clandestinas.
Si, lo conocí ahí.
Me acuerdo que me había parecido lindo, era un poco más alto que yo, pelo castaño, ojos marrones, gorra con visera, que estudiaba cine y era del oeste. Que le pasé mi teléfono y a la semana me llamó para ir al cine. Que vimos Gracias por Fumar en una sala de los cines de Recoleta en la que había solamente dos personas. Que en el preciso momento en que nos sentamos en las butacas intuí que tenía menos edad de la que me había dicho. Que le pedí el documento y confirmé mis sospechas.
-“Te llevo seis años”, le dije y pareció no importarle mientras yo pensaba que lo mejor iba a ser en meterlo en un taxi y mandarlo a la casa.
Pese a todo, vimos la película entera y sin interrupciones. Me acuerdo que cuando terminó le dije que me tenía que ir a casa y mentí diciendo que al otro día me tenía que levantar temprano. Entonces convenimos en que nos podíamos tomar el mismo colectivo que nos dejaba a los dos cerca de nuestras casas. Yo me bajaba y él seguía viaje hasta el lejano oeste.
Esperamos el colectivo por horas. No teníamos plata para el taxi y se empezó a levantar un viento que sugería tormenta. Entonces empezamos a caminar hacia la zona de Retiro para conseguir algún otro colectivo que nos acercase a nuestros respectivos hogares. Pero el viento se hacía cada vez más fuerte y parecía que a los colectivos se los había súbitamente tragado la tierra.
Entonces vimos una estación de servicio abierta y acordamos que lo mejor iba a ser tomarnos algo hasta que viésemos pasar algún colectivo.
Me habré tomado 34 cafés, el solamente tomaba leche y me sacaba fotos con el celular cada cinco minutos y yo en lo único que pensaba era en que iba a parecer escrachada en algún fotolog.
En el bar de la estación de servicio había un borracho durmiendo en una mesa, gente extraña que entraba y salía cada tanto y una tele clavada en TN donde cada media hora en el resumen de noticias pasaban los ganadores de los Premios Clarín. El nunca se sacó el gorro con visera y yo lo cargaba diciendo que seguramente era pelado. Me mostraba fotos de su perra, que era francamente espantosa y se llamaba Rita como la de Grande Pá.
Hablamos de muchísimas banalidades, entre ellas de mi odio visceral por Chayanne.
Ya se estaba por empezar a hacer de día cuando nos fuimos del bar. Me acompañó hasta la parada del colectivo y el se tomó otro que lo dejaba mejor.
Me fui a dormir las pocas horas que quedaban hasta la jornada siguiente con una sonrisa. Nunca más supe de el.

Hace un par de semanas me llegó un mensaje al celular que decía:
-Seguramente después de lo que le pasó a Chayanne en el escenario lo odiarás todavía más.
Y yo, que había borrado el número de ese chico del celular porque en el verano me dí cuenta de que tenía demasiados números de gente de la que ni me acordaba; le pregunté quién era y cuando me respondió “El chico con el que viste Gracias por Fumar” desempolvé la anécdota del bar de la estación de servicio y el chico de la visera.
Empezamos a hablar y resulta que la pobre Rita se murió, que sigue usando gorra con visera y habitando una casa en el lejano oeste, que tiene un año más, pero yo le sigo llevando seis años.
Que por estos día hay una nueva edición de los premios Clarín y un bar de una estación de servicio por la zona de Retiro que donde se toman unos cafés de la ostia.

Y nosotros.

Tenemos una nueva cita.

Comments

Anonymous said…
Vaya que quedaste guardada en su memoria... Y vaya que tu lo guardaste inconcientemente...
giselisima said…
A la pelota, que memoria, te acordaste de todo.Espero que esta vez haya algo mas para acordase que valga la penaje.
Julieta* said…
Suerte con eso!
Anonymous said…
muy cierto.
las cosas que se empiezan, se terminan. o por lo menos, eso se intenta.

suerte !!
Graciela said…
todo concluye al fin, nada puede escapar... tal vez sea el principio de una nueva historia. Suerte!!!!
Y.. a uno le parece que seis años son una vida.
Déle una chance, quien le dice.. por ahi la gorra con vicera la usa para proteger una inmaculada inteligencia que lo pone por encima de cualquiera que le lleve esa diferencia de edad a ud...
Uno nunca sabe..
Anonymous said…
genial!
yo tb vi gracias x fumar en una sala c dos personas
pero mi anecdota termina ahi!
(te beso? ojo q el oeste esta plagado de Lulitas!)
pd: despues te chequeo fotologs a ver si saliste escrachada en alguno, jaja
Ana said…
Hola! ¿Cómo estuvo esa cita? Mínimamente se merecía una cita con ese mensajito que te mandó.

Pd-¿le sacaste la visera?
Alejandro said…
Idola!
voy a poner una parte de la conversacion de recién:

yo dije:
estoy leyendo tu blog.
hace mucho que no pasaba me .encantan tus historias y como las relatás

Lu! says:
gracias!!

Lu! says:
ultimamente estoy media vaga

yo dije:
ves? por eso yo no te invito a salir. no quiero quedar escrachado como historia ahi.

Lu! says:
claro, encontrá excusas nomás

yo dije:
jaja
Loca_Sola said…
Itzia: si, lo que oculta el inconciente es un grann misterio. gracias por pasar!!
Giselisima: :).. sii! Gracias!
Julieta: Gracias! Beso!
Anna: asi es! Saludos!
Graciela: :)... tarde o temprano...
Swim:jaaaaaa. quién sabe!!.. Gracias por pasar y hacerme reir.
La99: jaaaa. muchas lulitas por el oeste!??.. Si, esa pelicula no la fue a ver nadie al cine.. me parece.. y bue.. besos niñaa!!
Ana: bien.. pero no le saqué la vicera... y bue
Alejandro: seguí escribiendo excusas nomás.. beso

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