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Todavía no llegábamos a los 30. Vos estabas destruida porque te acabas de enterar que se había muerto un amigo en un accidente de auto. En medio de la desolación e incomprensión absoluta me dijiste:

- Y claro, ¿sabés por qué se murió Juli? Porque no era de este mundo. Era demasiado especial para seguir acá.

Hoy, en el medio de mi incomprensión absoluta, recordé de golpe ese diálogo.
Y entiendo que una vez más tenías razón, Lula.



Eras demasiado especial para seguir en este mundo. 

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