Y resultó ser que Javi cumplía años al día siguiente, y a las doce lo festejamos juntos con cervezas y banda en vivo incluida. Y resultó ser que en esa noche, en que todas las estrellas se fueron hasta Yavi para saludarlo, me pidió que le regalase un beso; y así fue que, aunque el no lo supo, esa noche, la que se ligó un regalo sin haber cumplido años fui yo.
Después de los besos, decidimos volver al hostel dónde nos esperaba una sucesión de eventos bizarros: la platense transando con el bajista de la banda en la puerta de la habitación, la habitación vacía y a mí que lo único que se me atravesó por la cabeza fue decir: “¿tomamos mate?”. Encontrar al cocinero masturbándose en la cocina cuando fui a buscar agua, mi corrida otra vez hasta la habitación para contarle a Javi del hallazgo, las risas, la certeza de que en el pueblo todos estaban en llamas y eso nos incluía, los mates que finalmente tomamos cuando el cocinero se recompuso, la primer noche que dormimos juntos sin acostarnos, la primera mañana que me desperté al lado de Javi como si eso fuese lo más natural del mundo. La pacifica incertidumbre de despertarme con la única certeza de que iba a armar mi mochila para irme otra vez, en esta oportunidad hasta La Quiaca. La grata sorpresa seguida de la sonrisa que se me dibujó en el rostro y en el alma cuando Javi me dijo que me acompañaba.
Después de los besos, decidimos volver al hostel dónde nos esperaba una sucesión de eventos bizarros: la platense transando con el bajista de la banda en la puerta de la habitación, la habitación vacía y a mí que lo único que se me atravesó por la cabeza fue decir: “¿tomamos mate?”. Encontrar al cocinero masturbándose en la cocina cuando fui a buscar agua, mi corrida otra vez hasta la habitación para contarle a Javi del hallazgo, las risas, la certeza de que en el pueblo todos estaban en llamas y eso nos incluía, los mates que finalmente tomamos cuando el cocinero se recompuso, la primer noche que dormimos juntos sin acostarnos, la primera mañana que me desperté al lado de Javi como si eso fuese lo más natural del mundo. La pacifica incertidumbre de despertarme con la única certeza de que iba a armar mi mochila para irme otra vez, en esta oportunidad hasta La Quiaca. La grata sorpresa seguida de la sonrisa que se me dibujó en el rostro y en el alma cuando Javi me dijo que me acompañaba.
Comments
te acordas quien soy no? bue.. si no. otra vez misterio. jeje
salu2
:) :) :)
Publica!
Why: see.. qué hacés "laura".. ahi pasé a firmar. Beso enorme
lusi: :).. gracias!!
karla: el beso... saludos!
eleanor: jajaa.. ahi fue la otra parte!! paciencia!!
saludos!