Skip to main content

Loca y Norte XII: Loca+Javi:......

Las cinco horas que tuvimos que esperar para que saliese el micro a Humahuaca fueron interminables. Creo que no quedó rincón de La Quiaca sin conocer nuestros besos o abrazos, vereda en la que no nos hayamos sentado o recostado, calle que no hayamos caminado pensando en las ganas que teníamos de llegar a alguna cama en algún lugar de Humahuaca. No hubo cyber, ni caminatas, ni mates que acortasen la espera. Las horas pasaban a una velocidad inusual y nos mantenían como rehenes a la siesta de una ciudad fronteriza donde todos y todo parecían de paso.
Hasta que finalmente llegó el micro que nos libraría de la espera interminable. Humahuaca nos esperaba cuando ya estaba cayendo la noche. Me quedé en la terminal con los bolsos mientras Javi fue a buscar un lugar para pasar la noche.
“Listo, ya encontré. Vos no te preocupes que yo invito”, fue lo que me dijo Javi cuando me pasó a buscar para ir al hotel.
El sommier, las sábanas con aroma a suavizante de ropa, las almohadas mullidas y la ducha de agua calienta por tiempo ilimitado fue el mejor regalo que podrían haberme hecho durante esas vacaciones de habitaciones y baños compartidos.
Nos bañamos, fuimos a comprar unas empanadas y un vinito y volvimos a la habitación. Esa noche, y pese a todos los pronósticos y las ganas, no hubo ni besos fogosos, no exploramos todas las posiciones del kamasutra, ni recorrimos cada uno de los rincones de la habitación teniendo sexo salvaje y desenfrenado hasta el alba.

Esa noche

Esa noche me quedé dormida cuando todavía no había terminado el primer vaso de vino.

Comments

lauruguacha said…
Jaja! Hace poco, después de un agitado día de paseo, pensé uyyy ¿todavía nos queda aquello? ¡ Pero los dos caímos desmayados apenas vimos una cama!
la99 said…
y me pregunto como seguira todo en bs as! q esta historia es hermosa pero viene con unos delays increibles!
Loca_Sola said…
lauruguacha: jajaaaa.gracias por pasar y besos!!
La99: venimos retrasados. le voy a poner pila al relato de la historia.. prometo.. besos, niña!

Popular posts from this blog

No hay muestra mayor de compromiso que dar las llaves de la casa, departamento, habitación de pensión, lo que sea que fuese la morada de una. El compromiso no se demuestra con hechos, con presentar la familia, ni siquiera con un anillo. No. Darle las llaves a otro no es un hecho dejado al azar, no es una cuestión de practicidad, no es “para no bajar a abrir a la mañana”, para “que le vayas a cambiar las piedritas al gato”. No. Dar las llaves es “dar las llaves”. A razón de verdad, yo di mis llaves una sola vez. Fue un acto ingenuo, casi obligado y con el que cargué mucho tiempo. El también me dio sus llaves. Finalmente, el devenir de los hechos hizo que sus llaves terminaran fundiéndose con muchas otras en el Monumento al Che, las mías vaya a saber dónde, pero bueno, ese es otro tema. Por eso, yo ahora ando con mi par de llaves, otro en la casa de Almendra y otro en lo de Perro. Nada más. Ni a mi madre. Las llaves son una cuestión muy íntima. Y hace un par de semanas, cuando le quise b...

!!!¿?!!!

La semana pasada. Dos lugares diferentes. Dos hombres distintos. La misma pregunta: -¿Estás tomando fernet?. Tras la respuesta afirmativa, la misma exclamación: -Qué raro que una mujer tome Fernet.

¿Qué te iba a decir?

Obviamente te escribo esto porque estoy convencida de que nunca vas leerlo, y no me importa que lo lean unas 30 personas por día (según con el contador que está al final del blog). Te escribo porque cada vez que nos encontramos pienso en decírtelo, pero cuando te miro a los ojos, se me nubla todo, me agarra vértigo y sólo atino tomar un vaso de cerveza, y después otro, y otro más, y entonces empezamos a debatir sobre los cánones sociales y las desigualdades y me pierdo entre el gesto de tus labios, tu mirada calma, la contundencia de tus palabras, y yo; que lo único que puedo hacer es seguir tomando cerveza y pensando en que en cualquier momento se me va a escapar lo que quiero decirte, y en ese momento me salva el gato, que se sube a la silla que quedó vacía y nos lo quedamos mirando como bobos por 15 minutos. Escribo lo que te quiero decir porque temo que salga al final de alguna de esas frases brillantes que tirás a la mesa así como si nada, cómo cuando me asombrás con esos datos qu...