Durante los 15 minutos que tardé en secarme y vestirme no dejé de mirar fijamente el celular que ahora reposaba inanimado a unos pocos centímetros de mí. Lo miré enojada y de reojo por última vez y crucé el pasillo que separaba la habitación del baño. En el preciso momento en que había terminado de secar el piso y estaba corriendo la cortina volvió a sonar. Del salto que pegué, tiré la cortina al piso, y fui corriendo a atender. Miré la pantallita iluminada, era Javi otra vez. De los nervios apreté el botón equivocado y en vez de atenderlo, le corté. A los minutos volvió a sonar otra vez, pero para indicarme que tenía un mensaje de voz. Me odié por no tener crédito en el celular. Fui al baño, volví a poner la cortina, y salí corriendo hasta el quiosco más cercano a comprar una tarjeta.
La ansiedad me llevó a llamarlo sin escuchar siquiera el mensaje. Me atendió al toque, me preguntó dónde estaba y me contó que había llegado a Salta, que si no quería ir para allá. Le dije que estaba en Cafayate, que prefería terminar mis vacaciones ahí y solamente pisar Salta para tomarme el colectivo de vuelta a Buenos Aires.
Me dijo que a la mañana siguiente se tomaba el primer micro a Cafayate.
La ansiedad me llevó a llamarlo sin escuchar siquiera el mensaje. Me atendió al toque, me preguntó dónde estaba y me contó que había llegado a Salta, que si no quería ir para allá. Le dije que estaba en Cafayate, que prefería terminar mis vacaciones ahí y solamente pisar Salta para tomarme el colectivo de vuelta a Buenos Aires.
Me dijo que a la mañana siguiente se tomaba el primer micro a Cafayate.
Comments
yo ya no miro mas el celular, me pone un poco ansioso, un poco mal. y siempre la misma cosa. casi nunca es ella, por que habria de serlo?
pero t/t/s
abrazo!
(: