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Showing posts from April, 2007

Loca y Norte XI: y el destino se definió en la terminal

La Quiaca fue llegar, pasar la frontera a Bolivia para comprarle un pullover a Almendra y otro multicolores para mí y volver a la terminal con Javi para sacar nuestros respectivos pasajes con diferentes destinos. Javi se volvía a Humahuaca para ver la finalización de los carnavales, y yo partía rauda a Salta para seguir con la segunda parte de mi viaje. Primero fuimos a la ventanilla donde se compraban los boletos con destino a Salta, yo no me podía decidir por el horario más conveniente para viajar, mirábamos los horarios mientras la gente con bolsos, bolsas, mochilas y niños nos pasaban por delante, por el costado, por arriba y por encima. Entre el calor, la indecisión y el apretujamiento, Javi me agarró del brazo, me sacó a un costado de la terminal y me dijo: “¿y si te venís conmigo a Humahuaca?”. Y ahí mismo se me arremolinaron todos los pensamientos, los sentimientos, las impresiones, las sensaciones, y no pude más que quedarme callada por quince minutos mientras una parte mía se

Loca y Norte X: Loca+Javi III

Y resultó ser que Javi cumplía años al día siguiente, y a las doce lo festejamos juntos con cervezas y banda en vivo incluida. Y resultó ser que en esa noche, en que todas las estrellas se fueron hasta Yavi para saludarlo, me pidió que le regalase un beso; y así fue que, aunque el no lo supo, esa noche, la que se ligó un regalo sin haber cumplido años fui yo. Después de los besos, decidimos volver al hostel dónde nos esperaba una sucesión de eventos bizarros: la platense transando con el bajista de la banda en la puerta de la habitación, la habitación vacía y a mí que lo único que se me atravesó por la cabeza fue decir: “¿tomamos mate?”. Encontrar al cocinero masturbándose en la cocina cuando fui a buscar agua, mi corrida otra vez hasta la habitación para contarle a Javi del hallazgo, las risas, la certeza de que en el pueblo todos estaban en llamas y eso nos incluía, los mates que finalmente tomamos cuando el cocinero se recompuso, la primer noche que dormimos juntos sin acostarnos,

Loca y Norte IX: Loca+Yavi: Lejos, donde la luna sale, te vengo a encontrar

Entonces, a veces pasa, que las horas se relajan y marcan un compás muy diferente al vaivén de los 60 minutos a los que nos tienen acostumbrados. Y los eventos se suceden como un suspiro y al mismo tiempo se cristalizan en el aire para siempre. El día en que conocí a Javi las horas marcaron ese extraño compás. Todo lo que voy a contar, pasó en un día, y cuando cerré los ojos ese 24 de febrero, entendí que a veces pasa, que las horas nos regalan ese mágico vaivén. Lo mejor es recibirlas con una sonrisa y disfrutar todo lo que traen. Un, dos, tres.. y dice De acuerdo a mi versión de los hechos, entré en la cocina a buscar agua caliente para el mate, y me puse a charlar con una cordobesa que estaba lavando los platos. Cuando el agua estuvo lista, cargué el termo, me fui al cuarto a buscar los adminículos para tomar mates y me encuentro con el personaje con onda sentado en su cama, refregándose los ojos, quejándose porque la noche anterior no había dormido nada por estar de joda en Humahua

Loca y Norte VIII: Loca + Yavi

Llegué a Yavi para conocer a Javi. Lo entiendo un mes después, mientras escribo este capítulo de las vacaciones. También llegué al Norte para conocerme un poco más a mí. Javi se cruzó por el camino del Norte para que me mire en un espejo y termine así de aprender un poco acerca de mi actuar en las relaciones. Y aunque lo haya aprendido un mes después, y aunque no todo haya sido de ensueños y terminado con un “vivieron felices y comieron perdices”, y aunque todavía me siga preguntando porqué necesito tropezarme y caerme con la misma piedra para aprender y cuándo crecer dejará de ser algo doloroso hasta la médula, y aunque pensar en la idea de no verlo más me llene el corazón de desazón y vacío; la historia con Javi fue una de las más movilizantes, inspiradoras, contradictorias y a la vez hermosas que viví hasta ahora. Y porque no es justo empezar una historia por el final, y porque la historia con Javi post Norte pertenece a otra historia cuyo final es, espero, aún incierto: Llegué a Y

Loca y Norte VII: Loca y Hippie III - "El Asadito"

Nos encontramos con Hippie y Pulgas en la plaza frente a la terminal y fuimos al mercado a hacer las compras. Hippie caminaba las calles de Humahuaca saludando a los transeúntes, alzando niños, acariciando a los perros. Algo similar a un político en plena campaña proselitista. Una vez hechas las compras, me advirtió que la pensión en la que paraba, estaba un poco lejos de la ciudad. Ahí es donde nos dirigíamos minutos después, saltando piedras, pateando caminos de tierra, subiendo cerros, mientras yo me preguntaba y le preguntaba cómo volvería a la ciudad en mitad de la noche. Finalmente llegamos a la pensión, un lugar parecido a la vecindad del Chavo, con una pareja de vecinos jóvenes con hijos; hippies y rastas saliendo y entrando, y Doña Elia, la versión femenina del Sr. Barriga que justo en ese momento estaba reclamando el pago de las habitaciones. Hippie vivía en un cuarto sin ventanas, con una bolsa de box y un par de cueritos donde dormía con Pulgas. Nada más. Ni cama, ni mesa,

Loca y Norte: Loca y Hippie II

Empecé a desconfiar de la abstinencia de Hippie en el momento en que intercambiamos celulares en la mesa del Comedor. Me dijo que esa noche tocaba la banda de un amigo en un bar, y que estaba invitada a verlos. Le dije que a la tarde pasaba por el puesto y ultimábamos detalles, y me fui a recorrer los cerros. Bajando por los cerros, me interceptó un tucumano en bicicleta que me empezó a hacer unas preguntas sobre el camino y el paisaje que no supe contestar y entre mis respuestas huecas, filtró una invitación a tomar una gaseosa (aunque yo hubiese preferido una cerveza). Así que, ya cansada y con sed, accedí a tomar una Sprite en el escalón de una casa cualquiera de Humahuaca. El locuaz tucumano me contaba de sus días en Buenos Aires, de su ocupación actual, de sus vacaciones en bicicleta. En eso estábamos cuando me llega un mensaje de Hippie reclamando mi ausencia en su puesto e invitándome a comer un asado a su casa. Le respondí que cómo, dónde y cuándo, y me despedí del tucumano qu