Empecé a desconfiar de la abstinencia de Hippie en el momento en que intercambiamos celulares en la mesa del Comedor. Me dijo que esa noche tocaba la banda de un amigo en un bar, y que estaba invitada a verlos. Le dije que a la tarde pasaba por el puesto y ultimábamos detalles, y me fui a recorrer los cerros.
Bajando por los cerros, me interceptó un tucumano en bicicleta que me empezó a hacer unas preguntas sobre el camino y el paisaje que no supe contestar y entre mis respuestas huecas, filtró una invitación a tomar una gaseosa (aunque yo hubiese preferido una cerveza).
Así que, ya cansada y con sed, accedí a tomar una Sprite en el escalón de una casa cualquiera de Humahuaca. El locuaz tucumano me contaba de sus días en Buenos Aires, de su ocupación actual, de sus vacaciones en bicicleta. En eso estábamos cuando me llega un mensaje de Hippie reclamando mi ausencia en su puesto e invitándome a comer un asado a su casa.
Le respondí que cómo, dónde y cuándo, y me despedí del tucumano que siguió por el camino con sus historias y bicicleta a cuestas.
Bajando por los cerros, me interceptó un tucumano en bicicleta que me empezó a hacer unas preguntas sobre el camino y el paisaje que no supe contestar y entre mis respuestas huecas, filtró una invitación a tomar una gaseosa (aunque yo hubiese preferido una cerveza).
Así que, ya cansada y con sed, accedí a tomar una Sprite en el escalón de una casa cualquiera de Humahuaca. El locuaz tucumano me contaba de sus días en Buenos Aires, de su ocupación actual, de sus vacaciones en bicicleta. En eso estábamos cuando me llega un mensaje de Hippie reclamando mi ausencia en su puesto e invitándome a comer un asado a su casa.
Le respondí que cómo, dónde y cuándo, y me despedí del tucumano que siguió por el camino con sus historias y bicicleta a cuestas.
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