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Showing posts from November, 2008

tus besos me saben a hierba

Jebus tenía una teoría sobre la saliva, los besos y la compatibilidad a la que solía adherir. El decía algo así como que, a través de los besos y la saliva del otro, uno podía darse cuenta si era compatible genéticamente. Entonces, si te gustaba la saliva y los besos del otro (aunque no se haya lavado los dientes por cinco días, ponele), quería decir que la compatibilidad era alta, en cambio, sino, por más que el otro tuviera un aliento impecable, estabas en el horno. Era algo así como una cuestión de la naturaleza ó la preservación de la especie ó algo así. Y ahora que lo pienso, las personas de las que me enamoré, todas tenían este componente de la saliva rica, que las diferenciaba de quienes tenían un aliento a brisa del bosque, pero a mi no me llamaba la atención en lo más mínimo. Todo esta cuestión viene a que, hoy pensé que no hay nada por estos días (y por aquellos de hace menos de un año) que me guste más que darle besos a Elchico. Podría estar besándolo por cinco días ininterr
Algunas cuestiones aprendidas por el asunto de la perdidita. -Si fue una especie de somatización, esta vez, me fui de tema. -Las salas de espera son un espacio extraño. Indefinido. Un lugar detenido en el tiempo. Con gente que entra y llaman al toque, otros que están ahí cuando llegás y permanecen cuando te vas, señoras y señores que te cuentan sus periplos y la injusticia del sistema hospitalario, mujeres embarazadas de todos los tipos y tamaños, viejas impacientes que le quieren pasar por encima a medio mundo, pantallas con letras rojas, televisores clavados en programas que no llegás a escuchar, máquinas de café que requieren muchas monedas. Blanco y asepsia. -Los exámenes ginecológicos son lo peor del mundo. Te sometés a violaciones a voluntad , toqueteadas con plásticos y preguntas idiotas del médico en cuestión para que “pienses en otra cosa”. -Creo que al ecografista de la última y mas incómoda de las ecografías se fue de tema, cuando mientras miraba mi interior en su pantallit

siempre

"Bueno, pero tiene un año más ahora", me respondió Lula cuando le conté que me lo encontré al Elchico en una esquina del centro. "Pero yo siempre voy a tener diez años más" le respondí. Y ese siempre sonó débil, entre los tantos otros siempre que se me vinieron a la cabeza. Pero no se los dije, claro. Y por ahora, tampoco voy a escribirlos.