“Nunca te vi mirar a ningún hombre como lo mirabas a él” me dijo Jebús hace un poco más de un año refiriéndose al amanecer en que conocimos a Elchico. Y claro, en ese momento pensé que exageraba, hasta que me asombré mirando como lo miraba ayer cuando hablábamos a través de la Webcam. Mi sentir por Elchico me excede y se traslada hasta a los más mínimos actos físicos sin yo poder siquiera controlarlos. Como la vez que lo volví a ver hace unos meses y me saltaban las lágrimas sin sentir congoja. Como cuando está a una cuadra de distancia y empiezo a apurar el paso sin siquiera pensarlo. Atrás quedaron las diez razones, lo que pensarían sus padres, los problemas con los tiempos, los diferentes hábitos. Porque hace un año, como hoy, tenía la misma certeza. Y entendí que una sola certeza puede contra diez razones, mil padres y todos los relojes del mundo. Y a veces los fantasmas de recuerdos pasados hacen que quiera guardar todo en un frasquito, tal cual está ahora. Para sacarlo justo en c...