Contarles que por estas altitudes todo es demasiado bello e impactante como para poder decirlo en letras. Uno anda con la cámara a cuestas y con muchas ganas de sacarle fotos a todo lo que ve, pero ni siquiera con las fotos se puede llevar el aire, la gente, la música, la mística y la atmósfera. Contarles que el primer día que estuve por acá, me crucé con el diablo por una calle desértica de Purmamarca y me pegué un cagazo bárbaro, pero al otro día nos hicimos amigos y bailamos por una callecita de Tilcara. Contarles que la gente local es de lo mejor. Que las comparsas te sorprenden por la calle cual si fueran piquetes, y uno ahí va, cantando y con talco en la cabeza, un nene que le agarra a una la mano como si nada, y algún borracho que se le para al lado (por suerte pude zafar y encontré a la madre del niño rápidamente). Contarles que acá se encuentran alemanas que con 23 años salen a recorrer el norte; francesas que con haber trabajado 4 meses se pueden pagar el viaje por latinoamér...