No hubo un solo minuto a lo largo de los dos días restantes que quedaban de vacaciones que haya defraudado o superado a los 13 días que le antecedieron. Cada uno de los 15 días tuvo su historia, su particularidad, su sorpresa; y sirvieron para entender que todos los días pueden traer algo bueno, distinto, particular si nos dejamos llevar a sabiendas del rumbo, sin sentir nostalgia por lo dejamos atrás, o nos gane la ansiedad por anticiparnos a la próxima parada. De todas formas, y para ser absolutamente honesta, en las horas previas a la inminente llegada de Javi, un ejercito de polillas se alojó en mi estómago y no pude hacer otra cosa que pasar la espera tomando mate en un banco de la plaza principal, mientras la pregunta: ¿y ahora qué onda?, repicaba en mis neuronas a cada segundo. Javi llegó, nos abrazamos, nos besamos, nos sacamos fotos, nos reímos mucho y nos internamos en una habitación doble con baño privado de donde solamente salimos a cenar (al restaurant que estaba al lado d...