Nos habíamos despertado a las 6 de la mañana para hacer la excursión Talampaya- Valle de la Luna. Todo muy lindo, pero a la quinta vez que la combi paró en la undécima piedra con forma de hongo yo ya no quería saber nada. Tenía sueño, hambre, sed y estaba un poco harta de hablar en inglés y ser la traductora del sueco que había conocido cuando subí al micro que unía San Juan- San Agustín del Valle Fértil. Encima en Talampaya el guía se despachó contándome que viajaba a través de otras dimensiones y que ahí mismo había un disco de sol y no se qué.. Y usando el típico “por qué creés que yo te elegí a vos para contarte esto” me anotó su mail y un libro que tenía que leer en mi agenda.
La cuestión es que cuando terminamos ambas excursiones, yo me quería ir a Villa Unión y el sueco a La Rioja. Entonces, le pregunto al chofer de la combi la mejor forma de llegar hasta ambos destinos. El chofer nos dice muy convencido que nos iba a dejar en un lugar dónde pasaban micros “todo el tiempo”. Uno para la Rioja y otro en la dirección contraria, Villa Unión.
Perfecto.
Perfect.
La combi para en una ruta en el medio de la nada. El chofer abre la puerta y nos dice… “acá chicos”.
Sure? Siii!! Pasan micros todo el tiempo.. Ustedes tranquilos…
Ok.
Eran las 5 de la tarde cuando nos dejó. Se hicieron las 6... Y nada. Casi si pasaban autos. Las 7.. Y el sueco caminaba por la ruta y yo sacaba fotos… Las 8 y empezó a oscurecer… Las 8 y 15 y yo le empecé a llenar la cabeza al sueco para que hagamos dedo. El decía que era inseguro, que en su “guía del mochilero” lo decía, pero que en Chile era más común y seguro… Las 8 y media y yo ya no tenía más ropa de abrigo que ponerme encima y me estaba muriendo de frío. Las 9 y empecé a decirle al sueco que a lo lejos se veían unas luces, que fuésemos hasta ahí porque en la ruta, sin luces y en el medio de la nada nos iba a llevar por delante un camión con acoplado.
El sueco seguía diciendo que el micro iba a pasar, convencidísimo. Y yo le decía que estábamos en Argentina y a veces los servicios simplemente no funcionaban. Las 9 y cuarto y yo empecé a caminar hacia las luces. El sueco no estaba de acuerdo pero me siguió.
Era una ruta menos iluminada y con menos movimiento que la anterior. Yo iluminaba el camino con una linternita que tenía en el llavero y el sueco caminaba por el medio de la línea amarilla. Las luces cada vez se hacían las grandes. Habremos caminado tres kilómetros y las luces de lo lejos se transformaron en un pueblito.
Lo primero que veo es un almacén- comedor- ramos generales. La dueña muy atenta escucha mis quejas hacia el colectivo que nunca llegó y cuando termino me dice…
“Pero chicos, si el colectivo pasa a las 10”…
Miro el reloj..
Eran las 9.50.
Shit.
La cuestión es que cuando terminamos ambas excursiones, yo me quería ir a Villa Unión y el sueco a La Rioja. Entonces, le pregunto al chofer de la combi la mejor forma de llegar hasta ambos destinos. El chofer nos dice muy convencido que nos iba a dejar en un lugar dónde pasaban micros “todo el tiempo”. Uno para la Rioja y otro en la dirección contraria, Villa Unión.
Perfecto.
Perfect.
La combi para en una ruta en el medio de la nada. El chofer abre la puerta y nos dice… “acá chicos”.
Sure? Siii!! Pasan micros todo el tiempo.. Ustedes tranquilos…
Ok.
Eran las 5 de la tarde cuando nos dejó. Se hicieron las 6... Y nada. Casi si pasaban autos. Las 7.. Y el sueco caminaba por la ruta y yo sacaba fotos… Las 8 y empezó a oscurecer… Las 8 y 15 y yo le empecé a llenar la cabeza al sueco para que hagamos dedo. El decía que era inseguro, que en su “guía del mochilero” lo decía, pero que en Chile era más común y seguro… Las 8 y media y yo ya no tenía más ropa de abrigo que ponerme encima y me estaba muriendo de frío. Las 9 y empecé a decirle al sueco que a lo lejos se veían unas luces, que fuésemos hasta ahí porque en la ruta, sin luces y en el medio de la nada nos iba a llevar por delante un camión con acoplado.
El sueco seguía diciendo que el micro iba a pasar, convencidísimo. Y yo le decía que estábamos en Argentina y a veces los servicios simplemente no funcionaban. Las 9 y cuarto y yo empecé a caminar hacia las luces. El sueco no estaba de acuerdo pero me siguió.
Era una ruta menos iluminada y con menos movimiento que la anterior. Yo iluminaba el camino con una linternita que tenía en el llavero y el sueco caminaba por el medio de la línea amarilla. Las luces cada vez se hacían las grandes. Habremos caminado tres kilómetros y las luces de lo lejos se transformaron en un pueblito.
Lo primero que veo es un almacén- comedor- ramos generales. La dueña muy atenta escucha mis quejas hacia el colectivo que nunca llegó y cuando termino me dice…
“Pero chicos, si el colectivo pasa a las 10”…
Miro el reloj..
Eran las 9.50.
Shit.
Comments
eso suena a algo que me pasaría a mí jaja
Suerte, que estes bien!
Beso ;)
;)