Skip to main content

Cuatro

Volvimos de Tucumán. Pasaron dos días en que Iván se quedó durmiendo en el tren. Llego una mañana al tren. Iván me saluda con cara de orto. Doy unas vueltas, laburo un rato, lo veo a Iván fumando solo sentado en unos rieles. Me acerco. Le pido un cigarrillo. Le pregunto lo que iba a hacer a la noche. Tenemos función, me dice. Todo con la misma cara de orto. Le hago un par de chistes, me fumo el cigarrillo, se distiende la situación.
Pasa el día sin demasiadas complicaciones. Llega la tardecita. Le vuelvo a preguntar a Iván que iba a hacer a la noche. (Si, me moría de ganas por que viniese a dormir conmigo). Me vuelve a decir que había función, que terminaba tarde. Me parecía injusto pedirle al chofer y al fotógrafo que esperasen a que terminara la función para que lo llevásemos a Ivan a la Capital. Injusto y desubicado. Así que me subí a la combi y nos fuimos.
Cené con el fotógrafo. El chofer ya se había conseguido una novia santiagueña.
El cansancio que venía acumulando de todos esos días bajó todo junto en esa cena. No podía mantener los ojos abiertos. El fotógrafo que quería ir a caminar. Yo que no daba mas del sueño. Caminamos dos cuadras, y me quería volver al hotel. Volví. Me acosté y lo extrañaba terriblemente a Iván. Me arrepentí por todas las noches que pasamos durmiendo. Esa era mi anteúltima noche en Santiago.
A la mañana siguiente llego al tren, y lo primero que le digo a Iván es: "mañana me voy a Buenos Aires, ¿venís esta noche a la ciudad?".

Comments

solnix said…
Hola! recibi tu mensajito y cambie el link de tu blog en mi blog.. Besos y me alegro de verte nuevamente online
solnix... alias luzbelita
Loca_Sola said…
Graciass.. besos!!!

Popular posts from this blog

!!!¿?!!!

La semana pasada. Dos lugares diferentes. Dos hombres distintos. La misma pregunta: -¿Estás tomando fernet?. Tras la respuesta afirmativa, la misma exclamación: -Qué raro que una mujer tome Fernet.
No hay muestra mayor de compromiso que dar las llaves de la casa, departamento, habitación de pensión, lo que sea que fuese la morada de una. El compromiso no se demuestra con hechos, con presentar la familia, ni siquiera con un anillo. No. Darle las llaves a otro no es un hecho dejado al azar, no es una cuestión de practicidad, no es “para no bajar a abrir a la mañana”, para “que le vayas a cambiar las piedritas al gato”. No. Dar las llaves es “dar las llaves”. A razón de verdad, yo di mis llaves una sola vez. Fue un acto ingenuo, casi obligado y con el que cargué mucho tiempo. El también me dio sus llaves. Finalmente, el devenir de los hechos hizo que sus llaves terminaran fundiéndose con muchas otras en el Monumento al Che, las mías vaya a saber dónde, pero bueno, ese es otro tema. Por eso, yo ahora ando con mi par de llaves, otro en la casa de Almendra y otro en lo de Perro. Nada más. Ni a mi madre. Las llaves son una cuestión muy íntima. Y hace un par de semanas, cuando le quise b...

Así las cosas

Tengo un chico con visera con quién logré una conexión sexual como no había experimentado en años. El sexo con él se compara al sabor de las frutillas con chocolate amargo. No tenemos límites de horarios ni lugares. Siempre hay tiempo, siempre encontramos el lugar. Tengo un hondo enamoramiento con un chico de 18 años. Me tiene encantada. No puedo dejar de mirarlo cuando me mira y nos miramos reflejándonos en la mirada del otro. Nos quedamos escuchando música, mirándonos, besándonos y tomando vino tinto hasta eternas madrugadas. Nuestra intimidad sexual no tiene urgencias, ni presiones. Transcurre lenta y cuidadosamente. Chico de 18 años es fundamentalmente libre. Con toda la libertad de sus 18 años; esa libertad que hace brotar de su espíritu todas las frases con que me despierta a la mañana. Tengo a chico con tatuaje de sol que a veces se queda a dormir. Y me asusto si me despierto repentinamente y lo siento abrazándome. No sabe aún de la existencia de chico con visera, ni chico de 1...