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Estábamos todos sentados y dispuestos a escuchar la banda. Yo, en una mesa/box de cuatro, las sillas de enfrente estaban vacías, y de repente, mientras le mandaba un mensaje de texto a Lula para ver por dónde andaba, veo que una cara conocida se sienta en la silla de enfrente. Sorpresa y espanto. Era mi ex, aquel que dejé por su mejor amigo. Venía acompañado de algunos amigos. Al toque, sin un segundo de respiro, llega Lula.. con su bolsa, mochila y celular en la mano, así de espontánea y apurada, y se dispone a saludar a todos los que estaban en la mesa. Osea, mi ex con cara de orto, y sus amigos, algunos con una sonrisa cómplice, otros con cara de ¿qué mierda pasó?.
Lula (que no conocía aún a mi ex) nota mi cara de sorpresa, seguida de mi sonrisa de nervios y cinismo. Y ella, con toda su naturalidad a cuestas dice: ah… ya entendí… ¿a ellos no los tenía que saludar, no?. Y justo antes de que piense que nada podía superar esa situación, otra de las señoritas presentes, del grupo del ex, dice, así, como dentro en un raviol: Si, vamos a saludarnos.. ¡integrémonos!..
Ajá, no querida, te voy a informar.. ese fue el problema… que hace unos años, nos integramos demasiado.. ¿viste?.

Y después, cuando ya todo había pasado, mientras estaba por dormirme en la tranquilidad de mi cama, pensaba.. uy, viejo, a vos te hablo, al viejo de barba, ese en el que digo que no creo, el que juega a los pin y pon conmigo.. ¿tan aburrido estabas hoy?.