No sé si porque estaba en uno de esos momentos laborales ociosos, en que buscás en el MSN una cara, una sonrisa amiga. Entonces estaba online mi amiga Débora. Amiga desde que tenemos 14 años, compañera de secundaria, testigo presencial y no presencial de primer beso de verdad, primer enamoramiento de verdad, primer desencanto de verdad, primera revolcada de mentira y de verdad, todo lo que pasa por primera vez y de verdad por esos años. Bueno, la cuestión es que ella estaba conectada, y yo estaba en esos días en que prefiero estar en cualquier lado menos en el trabajo, como siempre, claro. Y empezamos a hablar del secundario, de este, de aquel, de cómo, de que ya van a hacer ¡10 años!. ¡10 años, ya!… y que entonces tenemos que hacer una reunión. Y ahí se nos ocurrió esa genialidad. La de organizar la reunión de egresados. Una de las peores ideas que tuvimos en nuestra historiaamigaril. La peor fue hacerle un santuario al profesor de física, pero bueno, eso quedará para otra oportunidad. Bueno, la cuestión es que ahí estábamos, con esa idea, con esos mails que habíamos reunido y escrito con fecha y hora de la convocatoria, con esos teléfonos a los que teníamos que llamar y preguntar, ¿se encuentra menganito?, y esperar cualquier respuesta del otro lado. Así que nos dividimos tareas. Yo llamé a un compañero y me atendió su hija de 6 años. Pero el resto fue menos complicado. Y así, entre una cosa y la otra, llegó el día. La reunión era ahí, en un bar del barrio suburbano en el que me crié, hablé con Débora para que nos encontrásemos antes. Nos encontramos y a mí me agarró un ataque de pánico de esos que hacen que te arrepientas de todo. Pero, al fin, entramos…
La firmante declara que los hechos que se narrarán a continuación ocurrieron en las primeras horas del domingo, y que bajo ninguna circunstancia se encontraba bajo los efectos de ningún estimulante. Siendo las 12.30 de la madrugada del domingo, suena el portero del departamento que comparto con gato. Era Lula. Me pongo mis pantuflas rojas con corazón azul y bajo a abrirle la puerta. Cuando me dispongo a abrir la puerta de entrada, diviso que detrás de Lula aparece un sujeto, de unos 35 años, castaño de tez blanca. Pensando que tal vez el sujeto estaría aprovechando que abriese la puerta para entrar al edificio, esperé a que sacase la llave (si es que vivía en el lugar) o en su defecto tocase el portero. Pero nada de eso ocurrió. El sujeto miró a Lula y le preguntó en un tono coloquial: -¿Está Marcela?!. Ante esta pregunta, Lula entre asombrada, risueña y algo asustada, me mira a mí, lo mira al sujeto y le dice: -No sé de lo que me está hablando. Tras la respuesta, el sujeto me mira a m
Comments
y ni da, si los quisiera ver, seguiria en contacto
Asi q ya saben los del luis agote de caballito, pudranse todos! (menos pato, sol y marina :p)
Son los cambios que duelen.
La última vez que me encontré con mis compas de colegio, una chica se me acercó y me dijo: che, estás blanco teta. Me alejé, no sin antes decirle con mi mejor cara: vos porque no me viste el culo.
Kisses.
Fran: si, al final fue una buena idea.
Ale: está bueno el reencuentro!. Muy recomendable. Besos!!
Eve: pero vos no era que vivías en otro país?.
Muy rico el asado, che, y patatín patatán. Perfil bajo, como siempre.
Ella: ¿te llevo en auto a tu casa? El ( o sea ío ): sí, dale porque las várices me están matando.
Pero la muy zorra en lugar de llevarme a mi casa me llevó a un telo.
Loca, desde entonces opino que las reuniones de excompañeritos están muy bien y soy partidario de hacer una cada sábado.
hmmmmm maldito gran hermano, operaciontriunfo, todo!