Porque anduve paseando por el blog de Bestiaria y me inspiré, y porque viene siendo la hora de que empiecen a entender un poco mas de dónde viene esta locura.
Amelia nunca me enseñó a cocinar, ni a tejer ni a bordar, pero si a abrir la puerta para ir a jugar.
Amelia laburaba todo el día como una loca, y aunque nunca me esperó con el almuerzo calentito cuando llegaba del colegio, de desvivía por equilibrar casa y trabajo. De esas ausencias aprendí que las cosas se consiguen con pasión y perseverancia. De esas ausencias también nació mi independencia.
Amelia una vez me mandó al colegio con un "bollo" de papel madera en vez de una "bolsa" de papel madera y me quedé sin poder hacer el títere que les quedó tan lindo a mis compañeritos. Claro, ahí aprendí que tengo que escribir con letra clara, y que odio los títeres.
Aunque no heredé los ojos de Amelia, saqué su sonrisa y sus carcajadas. Y son lo mejor que tengo.
Amelia un día me mandó al colegio en calzoncillos. Y claro, me dí cuenta que eran muy cómodos. También que se despertaba mas dormida que yo, y que hubiera sido mas fácil para las dos haberme mandado al colegio a la tarde. También que ya era hora de que me eligiese yo misma la ropa interior.
Porque con y a pesar de todo, yo soy todo lo que soy por Amelia, y lo mejor de todo es que cuando sea grande, ¿saben que?, voy a ser como ella. Y eso me pone muy contenta, si, si.
Amelia nunca me enseñó a cocinar, ni a tejer ni a bordar, pero si a abrir la puerta para ir a jugar.
Amelia laburaba todo el día como una loca, y aunque nunca me esperó con el almuerzo calentito cuando llegaba del colegio, de desvivía por equilibrar casa y trabajo. De esas ausencias aprendí que las cosas se consiguen con pasión y perseverancia. De esas ausencias también nació mi independencia.
Amelia una vez me mandó al colegio con un "bollo" de papel madera en vez de una "bolsa" de papel madera y me quedé sin poder hacer el títere que les quedó tan lindo a mis compañeritos. Claro, ahí aprendí que tengo que escribir con letra clara, y que odio los títeres.
Aunque no heredé los ojos de Amelia, saqué su sonrisa y sus carcajadas. Y son lo mejor que tengo.
Amelia un día me mandó al colegio en calzoncillos. Y claro, me dí cuenta que eran muy cómodos. También que se despertaba mas dormida que yo, y que hubiera sido mas fácil para las dos haberme mandado al colegio a la tarde. También que ya era hora de que me eligiese yo misma la ropa interior.
Porque con y a pesar de todo, yo soy todo lo que soy por Amelia, y lo mejor de todo es que cuando sea grande, ¿saben que?, voy a ser como ella. Y eso me pone muy contenta, si, si.
Comments
Loquita, re dulce.
Una Pepina
Me encantó tu post, y parece que heredaste cosas más lindas que los ojos de Amelia.
Besos
Una pepina: Gracias!!
Guzamadour: Si, es divina Amelia.
La enmascarada: jajaa.. somos tocaya de madre (?)...Vos porque no sabés lo lindo que son los ojos de Amelia.. Gracias...